Cuando elegimos un reloj nos encontramos con que algunos tienen diferentes funciones, las más comunes son las siguientes.
Cronómetro
La palabra Cronómetro viene del Griego, "Khronos" que es el nombre del dios del tiempo, y "Metron" que su traducción al Español es "medida".
El cronómetro es un reloj con una altísima precisión. Para obtener la aprobación oficial como cronómetro, un reloj debe someterse a rigurosas pruebas en el Swiss Official Chronometer Testing Institute.
Podemos decir que un reloj que es cronómetro ha pasado unas rigurosas pruebas y que su precisión ha sido probada en diferentes condiciones de uso. (Para relojes mecánicos es el ISO 3159.)
Cronógrafo
Cuando un reloj tiene función cronógrafo podemos decir que puede medir cortos periodos de tiempo con gran precisión. Porque un reloj tenga función cronógrafo no quiere decir que este sea cronómetro, ya que solo se ha certificado su precisión en intervalos cortos de tiempo, si bien es cierto que también existen relojes cronómetro con función cronógrafo.
Taquímetro
La función tacómetro nos permite medir la velocidad media a la que un objeto ha recorrido una distáncia.
La escala del taquímetro suele ubicarse en el bisel o en la parte externa del dial.
Calendario
Un reloj con función calendario nos dará la fecha en la que estamos. Existen dos tipos de calendarios, el simple y el perpetuo.
- Calendario simple: No se ajusta solo con los días del mes, tenemos que cambiarlo manualmente. Hay calendarios con sólo el día, los hay con día y día de la semana y los más completos que además de estas dos incluyen la fase de la luna.
- Calendario perpetuo: Estos tienen un mecanismo mucho más complejo y por lo tanto su precio es más elevado. Este tipo de calendario identifica automáticamente los años bisiestos en los que febrero tiene 29 días y los meses de 30, y 31 días. No tenemos que cambiar el día manualmente, se ajustará el reloj de forma automática.
Que un reloj nos diga que es resistente a 10 metros no quiere decir que nos podamos sumergir a 10 metros de profundidad con él.
La marca nos da una idea de cómo se puede comportar el reloj, y de la presión utilizada a la hora de haber sido sellado, pero no contempla la presión del agua a ciertas profundidades, la temperatura ni hasta el uso o estado del mismo reloj, ya que el estado de todas las juntas influirá directamente sobre su resistencia a la presión.
Para hacernos una idea, aquí tenéis una tabla de la resistencia al agua de un reloj según sus ATM:
10 m/1ATM
El reloj puede soportar un poco de agua rociada o llovizna.
30 m/3ATM El reloj puede fácilmente tolerar la lluvia y el agua salpicada.
50 m/5ATM El reloj puede usarse en la ducha o nadar en aguas poco profundas.
100 m/10ATM El reloj es resistente al agua para cualquier actividad excepto bucear en aguas profundas.
150 m/15ATM Se puede usar en cualquier actividad bajo el agua.
Como en todos los ámbitos de la vida depende de la calidad de lo que compremos, está claro. En la mayoría de casos los relojes se estropean por dos razones, o por descuido: mojarlos cuando no son resistentes al agua, salpicaduras de productos químicos, o bien por pilas gastadas dejadas dentro del reloj que se sulfatan y el ácido penetra en el interior del reloj.
Con un mantenimiento y cuidado adecuados un reloj debe durar toda la vida.
La verdad es que depende de el tipo de movimiento que lleve nuestro reloj y del material que sea. En los relojes de cuarzo el mantenimiento es muy limitado, reduciéndose a cambiar la pila cuando esta pierde su carga. En los relojes de cuarzo, por lo general, al averiarse se sustituye el movimiento completo, no suelen repararse.
En cambio un reloj automático es una maquinaria muy compleja que requiere un cierto mantenimiento para funcionar correctamente durante toda su vida.
Nuestra recomendación es que cada 3 años se desmonte una por una todas las piezas que componen el reloj , limpiarlas y engrasarlas con máquinas y aditivos especiales.
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